LAS SIETE ARTES
(Conjunto de siete poemas inspirados en unas pinturas de Salvador Dalí que descubrí en unos platos de porcelana)
LA ARQUITECTURA
la piedra para el ojo
o cómo crear el púlpito de silencio
la risa fosforescente
la puerta hechizada
esta retina olorosa ese collar de pestañas
y tirad vos al mar la llave
no sea que alguien encuentre abierta la puerta
quien quiera entrar que incruste la mano
LA DANZA
una mujer
levanta sin palabras
su cuerpo hace una ola
sus cabellos
inventa
la blancura y la curva
la desnudez y la danza
espuma
el movimiento
sobre los pies le flota
el lenguaje del arco
la onda
estremece
una mujer se diluye
su baile sube enrosca espiral aspira
el rito que no cesa no rompáis
los secretos del tigre
LA ESCULTURA
ir arañando despacio la roca
la uña se clava
en la carne de piedra
el amor de Pigmalión está engendrando
unos pechos de mármol está naciendo
hermosa y fría tapadle
con la melena
ese cuerpo de frutas
LA MÚSICA
dónde ha ido
ese faquir encantado que me mostró la música?
el instrumento puso en mis manos
un río por mi cuerpo y mi garganta
supo las notas mi mano arrancarlas
el ritmo es caracol de mi vientre
LA PINTURA
el pincel que escapó está allá al horizonte
la paleta desnuda
se ha perdido una mano el muslo una caricia
en el pubis el vello como musgo y la bella
posa
con la mirada
perdida
sobre las paredes habló la mano de
inútil simulacro desolación
la perfección incompleta cómo decirle a la modelo
que el pintor está llorando
EL TEATRO
hubo en los años de infancia tanto teatro
con cortinajes rojos
y esa vergüenza de escenarios todo como
un espejo donde
patinaban mis palabras
donde el decorado
era siempre de una tristeza líquida mirad:
el elefante está llorando la mordedura
de los focos
se incrusta
en la piel
llegaba a doler tanto la luz amarilla
su ancestral caricia
y luego ese nadar en un coágulo de sangre
yo hubiese querido bailar
con mis escarpines blancos
enredarme en la alfombra azul-hada
la varita mágica dibuja un cielo violeta
por qué llora el elefante
si vos le estás consolando?
sobre el esmalte no dejés de que llore
LA POESÍA
si vos me hubieses entonces
ofrecido la poesía
variáosla arrojado
contra el suelo
ahoga me agacho
y recojo
EL DIOS
ese hombre solo, solo, solo
busca una silla
donde dejar por siempre sentado
al levantarse
el cansancio que
como costra
lleva pegado a la boca
harto de tanto cemento y tanta flor apretujada en jardines
doblados y jaulas de aire comprimido hoy he encontrado
una piedra apenas tallada en pleno centro de la ciudad
este maldito pueblo me está poseyendo los huesos
la carne me pongo a llorar en cada esquina y
a veces la gente me echa unas monedas a
los pies ni siquiera me agacho me entris
tece amarte entre el tumulto me aplas
to contra un muro me cae una tor
menta e “inútilmente intento
rodear al otro como un tigre
alcanzarlo en su centro”
yo
descendiente de todos los dioses
de todos los esclavos
miré las estrellas encontré agua
en cualquier reflejo me veo perdido
en cualquier agua veo estrellas
ella
POSEIDON´S DREAMS
Ella es una concha tan blanca tan negro
el racimo de uvas de su sexo
par de anémonas sus senos
leche marina tiene Poseidón en los labios
cien sirenas le entretienen
le amamantan con pechos salados
– he convertido mi templo en un burdel
en una caracola escucho la marea humana –
lentamente nazca el oleaje – ordena –
floten sus cabellos bailen como medusa
Yo soy un dios
puedo fornicar con todas mis doncellas
algas se enredan en las barbas del dios
sueña que es el dueño
de los mares que
los peces las olas le obedecen
pompa espuma burbujas
asoman por su boca
cuando despierte
sabrá que no es más que un ahogado
LA DIVINA PROPORCIÓN
toda su forma puede esculpirse en un instante
y en otro instante son
derrumbe
las frutas de su cuerpo
haced el amor bajo el mar
yo
tocaré el saxo
ella sabe de la lujuria
que provoca su cuerpo
de la débil línea de luna
de su cintura
lo sabe y se ríe
sabe y me azota
con el manto sagrado de su melena
las naranjas y la nieve
tu boca
un bosque de yedra tan húmedo
sobre dos columnas
tan de mármol
deja niña que acaricie tus pezones
uvas moradas
la luz prende el cabello
desde las puntas sube una llama de arena rubia y tarde
se enrosca por la frente en un caracol rojizo olor a mar
me arde el poniente por las sienes
se esconde entre el cuello y me circunda
un crepúsculo naranja
ocaso sobre mi piel de ola marea baja
yo nazco por las noches
detrás de los ahogados
ella considera la agonía de las rosas
mas
nada hace por evitar
quema con un cigarro los pétalos
las desprecia
dime: ¿has vuelto de veras? ¿o solo viniste a verme?
se acerca y
salgo al encuentro con cierto recelo
déjame llegar a ti como la húmeda
bruma poseyendo la ciudad
tan lentamente
deshilándose en balcones y reptando
por los asfaltos aceras que llevan a tu casa
el viento del mar lame a la isla
la circunda penetra
el laberinto licuo de callejas
déjame escurrir
alzar entre las olas
empapado el Sur entre mi cabellera
la niebla del cuerpo en la noche
resbalando
ella
racimo o pájaro
constelaciones brillan en su pecho
prendida a la boca una almeja
rosa y naranja
en su cintura de peces quiero tenderme
hasta que llegue la noche y
cuando dormida
arribar como un náufrago
a su playa
en los espejos
también tú lloras esperando turno
porque sabías que los niños son estéticos
y pluscuamperfectos
no has abierto hoy tu ventana para verlos
pasar púberes las ingles
inmaduro el gesto vibrante de los muslos
en suspenso la caricia
bellos
ruidosos
ya se alejan ha pasado el peligro
vuelves a ser niña virgen y fea y temerosa
POEMA DE AMOR N.º 19
en medio de los días del temor del miedo la angustia
los cuerpos resbalan minuciosa confidencial
mente
y ella
no responde a mi amor tras la ventana
paso las horas
observando un árbol que no sabe que existo
y sobre qué bocas
pondrá su boca ella
lumbre
sangre bajando por las piernas
su risa desordenada
insensata carrera
resbalando hacia el abismo
placer
ancho bellísimo
ruidoso latente
remoto salvaje
ancestral inmenso
un río de sangre que brota
y precipita lujurioso
grávidamente
al hijo ya imposible
que la sangre se desboca
que los muslos se impregnan
– de amor y de náusea –
que un vértigo rojo me acaricia
– y salpica al mundo a su paso
y lo reta y lo provoca y lo burla –
locura de subir palpar profundidades
la Moral se ahoga entre los hilos
de sangre las venas
de sangre los ríos
de sangre l los charcos
de sangre los mares
mujer desatándose de
mi mano parece un ramo de claveles sangre
esas niñas precoces que llaman al atardecer
con pechos adolescentes collares
de jazmines
cubiertas apenas con túnicas sin fimbrias
felinas melenas
con que esconder sus cuellos dulces lujuriosos
copas de árbol que quieren
desenrede
me escondo
mas el olor a huerto de sus ojos me persigue
a golpes de vientre
lazan mis tobillos
hilos de lumbre escupen a mi boca
y tensa de abalorios
escuece una serpiente en la cintura
tras la ventana me llaman y
traen peinecitos de nácar y
oscurece y tengo miedo
maduras las brevas amor
rozándote cayendo las espinas
tu cuerpo higuera florecida
extrañamente
en invierno
con aroma de higos hice la cama
LA MUERTE DE STÉPHANO
I
La estatua de los pechos de mármol
es quien te ofrece la cicuta:
como Sócrates, esperas a que vuelva
el barco
de las fiestas insulares;
no habrá un efebo que te bese los labios;
ni un toro que engendre a tus hijos infuturos;
– una copa como vagina sagrada
te da a beber la vida –
II
Las niñas pluscuamperfectas
preparan las jofainas:
lavarán tu cuerpo.
Un muchacho castrado habrá de llorarte.
Alégrate, Stéphano: hay un hombre que te clama
desde un lecho oscurecido.
Quizá
no debiste profanar
el templo de Argos ni
despreciar a sus hieródulas.
¿Por qué mi amor mandaste a las mujeres
te quitasen las sandalias
para luego pisotear
descalzo
sus cuerpos frutales?
A lo lejos: ya se ven acercarse las velas festivas.
– El copero te acerca la crátera
lenta –
III
Todo tu cuerpo es hermoso, bello Stéphano.
Si una serpiente lame tu sexo:
son los hombres que te han amado locamente;
aquellos que requirieron
de ti los placeres ocultos,
prohibidos;
y ahora en secreto
te acarician
húmedamente; no desconocen
los juegos de tu lengua, la erótica, tu cuello,
el círculo hedonista, la cábala sonriente
de las cariátides, las estancias hipóstilas
donde antiguo os citasteis.
– Un kyplix te ofrece su bebida:
ancha y curva va a ser tu muerte –.
IV
Epílogo:
No hallará tu cuerpo descanso hasta que Bayaceto clave
su destrucción en tu pecho
y sea derrumbe la ciudad de Argos.
Beberás de este veneno hasta que corra el año de 1387.