CANCIÓN DE ARCILLA
Mi cuerpo está hecho de ríos.
Tiene las curvas
del caudal de tus manos
de agua;
las huellas que tú has ido labrando
con tu paso.
Y en mis márgenes de espuma
crece el romero
y la salicaria.
Has ido tendiendo puentes
sobre mi espuma
y turbulencia,
sobre el mágico misterio de sentirse río
latente.
Me has amasado con el barro de la orilla,
pequeño alfarero,
con tus grandes manos tiernas.
Por mis ojos de vasija
mana toda la luz
del agua.
PATIO
El patio y
la cancela de mi infancia
(hierro blanco desnudo
de cristales)
pertenecen a la casa
del pasado:
aquella a la que no he de volver.
Con sed
se incrustan hacia el mármol los aljibes
manteniendo celosamente su secreto.
Los arabescos
caen rodando
por la escalera.
Quizá
aquel par de
bancos
siga
día a día
desgañitándose.